Una señora con un cuerno en la cabeza y un varón leyendo un "manifiesto puteril". A este espectáculo esperpéntico, a esta apología de la explotación sexual de las mujeres se atreven a llamarlo feminismo. O aplastamos estos conatos colaboracionistas o nos quedamos sin movimiento feminista.
Nos asesinan, nos prostituyen. Y esta gente se dedica a tocar castañuelas y ponerse pelucas mientras reivindican y celebran las prácticas que nos esclavizan.
No vamos a permitir esta transmutación a movimiento despolitizado e inservible, a semejante ridiculez insustancial.
Váyanse a una rave. Déjennos a las feministas hacer feminismo.
Y dejo por aquí un artículo de las Las compañeras de la Asamblea Abolicionista de Madrid denuncian las prácticas antifeministas de la Plataforma 8M de Madrid y la infiltración del lobby proxeneta en el movimiento feminista.
Lean, no tiene desperdicio.
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