En los textos clásicos griegos, Zeus es un violador sistemático. Es un Dios, y por tanto su conducta no puede ser incorrecta y se eleva a norma: puedes violar. Damos un inmenso salto en el tiempo y hablamos de la revolución sexual de los 70, aquello que prometía ser una conquista para las mujeres pero que acabó siendo una victoria patriarcal. Salimos de esa revolución cosificadas, hipersexualizadas y convertidas en objetos de consumo. La prensa de la época, a la cabeza Playboy, en una página muestra a una mujer desnuda, dispuesta a satisfacer el deseo del hombre; y en el reverso de esa misma página muestra a un hombre perfectamente vestido y rigurosamente entrevistado por sus logros profesionales. Otra vez la norma: mujer-objeto, hombre-capaz. Y llegamos al porno, espacio (porque no nos engañemos, no tienen otro) donde los adolescentes se educan sexualmente. Los tres vídeos más vistos en España muestran dos relaciones no consentidas y el tercero menta sin complejos la palabra "violación". Otra vez la norma: violenta a la mujer si es necesario para conseguir tu placer. Literatura, prensa o medios audiovisuales. Diferentes instrumentos, diferentes épocas y un mismo fin en el que siglos después, el sistema sigue insistiendo: naturalización de la violencia contra la mujer, normalización y legitimación de su uso. A este recorrido histórico de la cultura de la violación hace referencia la profesora y teórica feminista Ana de Miguel en su charla "El aprendizaje cultural de la de la violencia sexual". Como ella misma dice, a las que denunciamos esta realidad perjudicial para las mujeres se nos llama mojigatas, virginales o reprimidas. Somos piedras en el camino para el afianzado derecho del hombre al acceso al cuerpo de mujer y ante la carencia de argumento, no les queda otra que el insulto y la amenaza. Pero no cedemos, ya es hora de dejar de ser "seres-para-otros".
Seguro que los defensores del porno conocen a Mia Khalifa, una de sus "estrellas". Espero que ahora, tengan la decencia de escucharla. Habla de miedo, intimidación, abuso, de estrés postraumático. Explica lo que las feministas denunciamos: el porno es violencia, misoginia exacerbada. Subí este vídeo y este texto hace unas horas a Twitter. Tengo las menciones plagadas de varones ofendidos descalificándome de las más variadas formas. Sin duda, mi favorita es la de "neomonja" 😂 , porque reivindicar una sexualidad libre de violencia te convierte a ojos de quien no está dispuesto a aceptarlo, en puritana o "feminazi" exagerada. No les ofende el abuso, sino la denuncia del abuso. Se proclaman arduos defensores de la "libertad" de las mujeres, la libertad de serviles sexualmente, claro. Resulta patético ver las tentativas de defensa y legitimación de la violencia sexual que supone el porno. Sean seres humanos decentes, cociéncense y repudien el porno
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